No es lo que tienes, donde estás o lo que haces, lo que determinará tu felicidad, sino lo que piensas sobre ello. Todo lo que tienes depende de la forma en que lo miras, de la forma en que lo valoras. Si tienes amor y sobrevives en esta vida con dignidad, tienes actitudes positivas y compartes tus cosas con benevolencia, entonces lo tienes todo.