Hubo momentos en que tuve que llorar y me consoló. Hubo momentos en los que sonreías y me sonreías. Hubo momentos en que peleé, cuestioné y me apoyaste.
Hubo momentos en que soñé, luché, creí y viví intensamente muchas emociones. Y tú, con tu verdadera amistad, estabas a mi lado, enfrentando todos los obstáculos, creyendo en mí y en mis ideales.
Hubo momentos en que me sentí solo, pero como un maravilloso regalo de Dios, llegaste a mi vida con tu forma especial y tu verdadera amistad. ¡Y hoy ya no estoy solo, porque te tengo a ti!